«El mundo podría perder cerca del 10 por ciento de su valor económico total a mediados de este siglo si el cambio climático se mantiene en la trayectoria actualmente prevista y no se cumple con el Acuerdo de París y los objetivos de cero emisiones netas para el año 2050». Lo dice el informe La economía del cambio climático: la inacción no es una opción (Guo, Kubli y Saner 2021) del Swiss Re Institute.
Este es sólo un dato más de los cientos que vemos cada día sobre las consecuencias del cambio climático. Ante tal urgencia, organizaciones públicas y privadas de todo el mundo proponen a diario soluciones para frenar los efectos del calentamiento global. Y, ¿qué pueden hacer las empresas? En este artículo proponemos una serie de medidas.
Acciones empresariales para luchar contra el cambio climático
- Reducción de emisiones: Las empresas deben establecer objetivos más ambiciosos para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero. Para ello, lo primero que se debe realizar es una evaluación de la huella de carbono de la compañía y definir una serie de medidas específicas para reducirla.
- Energías renovables: La adopción de este tipo de energías (como la solar, eólica o hidroeléctrica) puede ayudar a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y también promover la transición hacia una economía baja en carbono.
- Prácticas sostenibles en la cadena de suministro: A la hora de trabajar con sus proveedores, las empresas deben promover prácticas sostenibles en la cadena de suministro. Entre estas está la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y la gestión responsable de los recursos naturales.
- Economía circular: La economía circular intenta acabar con el desperdicio y también promover la reutilización y reciclaje de materiales. Las empresas pueden adoptar prácticas circulares en sus procesos de producción y gestión de residuos.
- Transporte sostenible: Las empresas deben incentivar el transporte sostenible de sus empleados y clientes, mediante la promoción de opciones como el transporte público, bicicletas o vehículos eléctricos.
Lo que no deben hacer las empresas
Greenpeace ha analizado las estrategias de diez grandes compañías estatales con el fin de reducir el impacto del cambio climático. El resultado, según la organización, es que » están eludiendo los cambios sistémicos necesarios para reducir las emisiones brutas de gases de efecto invernadero». Entre las «falsas soluciones» están:
- El buenismo corporativo, es decir, adherirse a pactos, principios y estándares voluntarios, pero sin cambiar las prácticas empresariales.
- Apelar a la neutralidad tecnológica. Propagar la teoría de que todas las tecnologías sirven para luchar contra el cambio climático y todas tienen que ser tratadas en igualdad de condiciones en la regulación y en el reparto de fondos económicos.
- Usar y abusar de los prefijos eco y bio, o el adjetivo verde, en productos y servicios, con objeto de confundir al consumidor. Generar publicidad engañosa en materia de emisiones o de cambio climático.
- Trucar la contabilidad de emisiones de gases de efecto invernadero o realizar un cálculo incompleto de la huella de carbono.
- Comprar energía con certificado verde con el fin de “compensar” las emisiones contaminantes y evitar, así, avances en eficiencia, cambios y reducciones brutas.
- Plantar árboles para no cambiar el modus operandi empresarial y desoír a la comunidad científica que cuestiona la capacidad de muchas regiones de albergar más árboles o los cambios que se están produciendo en los bosques como efecto del cambio climático.
- Generar falsas expectativas con la captura y almacenamiento de carbono y posponer la descarbonización para cuando la tecnología esté disponible de manera comercial (no antes de 2040).
La lucha de la UE contra el cambio climático
Desde la Unión Europea se han implantado diversas medidas para frenar los efectos del cambio climático. Con el Pacto Verde Europeo la UE convirtió el compromiso de alcanzar la neutralidad climática en 2050 en una obligación legal. Para lograr una ecomonía sostenible y circular se establecen una serie de medidas que pasan por reducir el consumo de recursos, generar menos residuos y también menos emisiones de gases de efecto invernadero.
Productos sostenibles
Para conseguir productos sostenibles, climáticamente neutros y eficientes, la Comisión europea propone ampliar la directiva sobre diseño ecológico a otros productos que no estén relacionados con la energía y crear pasaportes digitales con el fin de compartir información relevante a lo largo del ciclo de vida de estos. Además, ya hay iniciativas para acabar con la obsolescencia programada, aumentar la edad de uso de los productos y la capacidad de reparación de los mismos. El flujo de los desechos electrónicos y eléctricos, por ejemplo, es el que más rápidamente crece dentro del territorio europeo, de ahí que haya iniciativas por parte de los parlamentarios para promover una vida útil más larga mediante la reutilización y la reparabilidad.
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