El síndrome del impostor afecta a más mujeres que a hombres en su carrera profesional

El síndrome del impostor tiene género y no se corresponde con el gramatical. Tres de cuatro mujeres lo experimentan en algún momento de su trayectoria profesional (según una encuesta realizada por KPMG), así que tal vez debamos cambiar la «o» por la «a» y, de paso, descubrir que hay detrás de este problema.

¿Qué es el síndrome del impostor?

El síndrome del impostor fue descrito por primera vez en 1978 y hace referencia a las personas que no se consideran competentes a nivel profesional. Se sienten un fraude y son incapaces de asimilar sus propios logros.

«La definición del Fenómeno del Impostor de Clance (1985) se refiere a: una experiencia interna de falsedad intelectual (Matthews y Clance,
1985, p. 71) en individuos que son altamente exitosos pero incapaces de internalizar su éxito (Bernard, Dollinger y Ramaniah, 2002; Clance &
Imes, 1978)», según se explica en The impostor phonomenon, publicado en el International Journal of Behavorial Science. El estudio afirma que el 70% de las personas lo han padecido alguna vez en su vida.

Afecta a más mujeres que hombres

Según una encuesta realizada por KPMG, tres de cada cuatro ejecutivas aseguran haber experimentado este síndrome en algún momento de sus carreras. Su origen puede estar tanto en la educación recibida como en la persistencia de sesgos, creencias y la idea de que hay que realizar un esfuerzo mayor para mostrar la valía. “Los estereotipos de género interiorizados desde la niñez tienen mucho que ver al respecto. Tradicionalmente se ha enseñado a los niños a que sean fuertes y competitivos, mientras que las niñas debían mantener un perfil bajo, ser cuidadosas y sutiles y apoyar al hombre en sus éxitos profesionales”, esgrime Ana Sánchez de Miguel, directora de Recursos Humanos en Cigna España.

El estudio de KPMG arroja datos preocupantes:

El 75% de las mujeres ejecutivas aseguran haber experimentado el síndrome del impostor en determinados momentos de su carrera.
El 85% cree que el síndrome del impostor es algo muy común entre las trabajadoras de las empresas estadounidenses.
El 74% de las mujeres ejecutivas cree que sus compañeros no experimentan tantos sentimientos de duda como ellas. %
El 81% afirma que se presionan más a sí mismas para no fracasar.
el 56% ha tenido miedo de no estar a la altura de las expectativas o de que las personas que los rodean no crean que son tan capaces como se esperaba.

Un informe encargado por Access Commercial Finance en Reino Unido reveló que los hombres tienen un 18 % menos de posibilidades de sufrir el síndrome. Según el estudio, las críticas son la principal causa por la que las mujeres se ven a sí mismas como un fraude: una de cada cuatro admitió que los juicios de los otros rebajaban su seguridad. Además, una de cada cinco también confesó que el hecho de pedir ayuda les hacía dudar de sus propias capacidades.

Según este mismo estudio, a los jóvenes también les afecta. De hecho, son más propensos a padecer este síndrome. El 86 % de los jóvenes de 18 a 34 años de edad admitieron haber sentido en el último año que no merecían su puesto de trabajo. Las personas de 45 a 54 años fueron las que menos lo experimentaron.

¿Qué se puede hacer para no sufrir este síndrome?

Casi todos los estudios se centran en las mismas medidas.

Realizar pruebas objetivas. Muchas de las experiencias que tenemos están basadas en apreciaciones falsas. Por ello se recomienda anotar todos los logros y someterlos a una evaluación más realista.
Compartir la experiencia con otras personas, sobre todo si forman parte de tu círculo laboral. De esta forma, los demás pueden ayudarnos a no magnificar los errores o las sensaciones de fracaso.
Reconocer que de los fracasos también se aprende.
Acudir a un profesional que nos ayude a distinguir entre las percepciones y las realidades.