Un día más has abierto con desgana la puerta de la oficina y al levantar la cabeza has visto que ya estaba allí. Con decisión y firmeza cruzaste el umbral pero a medida que te aproximabas a la mesa la angustia empezó a empañar tus sentidos. Has encendido el ordenador y una voz detrás de ti ha gritado:
– Esto no es lo que yo te pedí. Rehazlo. Lo quiero hoy en mi despacho.
– Es viernes, salimos a las tres. No creo que acabe a tiempo.
– La oficina cierra a las ocho. Seguro que lo podrás terminar.
«Por fin se ha marchado», pensaste mientras marcabas el número de tu marido para decirle que tampoco hoy recogerás a los niños en el colegio.
Tal vez no seas aún consciente pero estás trabajando para un jefe tóxico. ¿Por qué? por ser estricto, maleducado y distante. Porque habla para un subordinado y no para una persona. Porque no sabe lo que significa la expresión conciliación laboral. Y porque lo único que consigue de ti es falta de motivación.
Estas son solo algunas de las características que definen al jefe tóxico, una figura, que a pesar de ser muy perjudicial para la cultura empresarial, todavía no ha desaparecido de los despachos. En el artículo de hoy te indicamos algunas de las señales que te permitirán identificar al responsable de tus peores pesadillas como trabajador.
5 señales que indican que trabajas para un jefe tóxico
Los malos gestos, la arrogancia o la falta de empatía son solo algunos de los rasgos que caracterizan al jefe tóxico. Su falta de liderazgo o su tendencia a confundir la debilidad con la amabilidad son actitudes que día a día minan la moral de los trabajadores que conforman su equipo. Su actitud puede ser muy perjudicial para el desarrollo de la empresa ya que desperdicia el talento de los profesionales, acaba con su motivación e impide que aumente la productividad. Estos son sus rasgos:
1. Confunde la firmeza con la arrogancia
Todavía hay quien piensa que para conseguir resultados necesita tratar a sus empleados con dureza y malas formas. La ausencia de comunicación o un exceso de arrogancia en ella dañan el buen clima laboral. Los trabajadores se sienten desmotivados y como consecuencia de ello su productividad baja perjudicando notablemente el crecimiento de la empresa. Les falta humildad.
2. Son inflexibles
Los jefes tóxicos tienen miedo a los cambios pero sobre todo tienen miedo a ser reconocidos como malos gestores. No aceptan el diálogo con sus empleados y no tienen ningún interés en conocer sus propuestas. La frase: «esto es así porque yo lo digo» es un clásico de su repertorio. Son controladores.
3. No reconocen el talento
O no quieren hacerlo. Ya sea por inseguridad o por miedo a perder su posición, el jefe tóxico no se aprovecha nunca del talento de sus empleados. No entienden que las mejores ideas siempre surgen de la colaboración y del diálogo con sus subordinados. Pero existen muchas formas de trabajar y de llegar al éxito y casi todas ellas pasan por apreciar la inteligencia colectiva.
4. Es un generador de conflictos
Cuando el clima laboral es malo es muy probable que surjan conflictos entre los empleados. En ocasiones, el jefe de un departamento adopta una actitud muy conservadora y cerrada que acaba por generar desconfianza entre los equipos. La falta de comunicación entre los distintos sectores de la empresa genera una mala imagen de marca e impiden la expansión de la misma.
5. No es generoso con sus trabajadores
Un jefe tóxico jamás felicitará a sus empleados cuando hacen bien su trabajo. No da incentivos económicos ni personales. Cree que las críticas forman parte de su labor y jamás reconocerá que ha sido él mismo el que ha cometido un error. En este grupo de líderes tóxicos se encuentran los directivos que no comprenden los beneficios de la flexibilidad laboral.
¿Reconoces alguna de estas señales en tu jefe?