En el mercado existen multitud de fórmulas que permiten captar fondos para la puesta en marcha de un proyecto empresarial. La continuidad del mismo depende en gran medida de la correcta elección de sus fuentes de financiación y, sobre todo, de no depositar su destino en una sola de ellas.
De esta forma se minimiza el riesgo de que la empresa pierda su solvencia por culpa de situaciones imprevistas que impidan al proveedor de fondos cumplir con su función. La política económica empresarial deberá basarse pues en la diversificación de sus fuentes financieras.
¿Qué ventajas tiene diversificar las fuentes de financiación?
La conveniencia de esta política se puede explicar a través del peligro que supone obtener todos los recursos a través de una única fuente de financiación. Si el proveedor falla, como sucedió hace unos años cuando los bancos cerraron todas las líneas de crédito, la empresa perderá su liquidez para continuar con su proyecto.
Por el contrario, un negocio podrá seguir con su actividad aunque no reciba el dinero que necesita de uno de sus proveedores. Siempre podrá contar con los recursos que le proporcionan las otras fuentes de financiación con las que trabaja.
La diversificación ayuda a las empresas a tener un sistema de financiación más sólido, ya que su solvencia no se verá afectada aunque uno de sus proveedores no cumpla con los pagos estipulados.
Permite a las empresas escoger la fuente de financiación en base a cada una de sus necesidades. Las condiciones de los proveedores varían en función del producto que ofrezcan y no todos se adaptan a las exigencias de las compañías. Esta deberá elegir la que más le convenga en cada momento.
La dependencia excesiva de una sola fuente de crédito aumenta la vulnerabilidad financiera de las empresas cuyo margen de actuación se ve muy reducido en el caso de se produzcan retrasos en los pagos o una variación en las condiciones del crédito contratado.
Fuentes de financiación a las que puede recurrir una empresa
Existen dos modos de obtener el capital necesario para sacar adelante un proyecto empresarial. Por una parte está la financiación propia, que es aquella que procede de los beneficios que genera la compañía en el desarrollo de su actividad.
Y luego están las fuentes de financiación ajenas a las que acude la compañía para conseguir los fondos necesarios que le permitan seguir con su modelo de negocio. Antes de elegir, las empresas deben de tener en cuenta tres factores:
- El capital que necesitan.
- El tiempo del que disponen para desarrollar su proyecto y también para devolver el importe que han recibido.
- El tipo de interés que deberán pagar por el crédito solicitado.
Una vez hayan dado respuesta a estas tres cuestiones deberán acudir a una fuente u otra en función de sus necesidades.
Fuentes de financiación más habituales
Entidades bancarias. Antes de la crisis esta era prácticamente la única fuente de financiación a la que acudían las empresas para obtener los fondos que necesitaban. Cuando las líneas de crédito se cortaron, muchas compañías se vieron obligadas a cerrar por la falta de recursos.
Si tu empresa va a contratar una línea de crédito con un banco deberá de tener en cuenta, entre otros factores, las comisiones o los gastos de gestión que deberá abonar a mayores.
Fuentes de financiación alternativa. En la actualidad existen plataformas online que como Finanzarel ofrecen diversas fórmulas para que las empresas dispongan de los fondos necesarios para su actividad. Estos son algunos de ellos:
- Descuento de pagarés: a través de ellos las empresas pueden solventar a corto o medio plazo las tensiones de tesorería. Gracias a ellos se puede adelantar el cobro de ciertos trabajos sin necesidad de esperar al vencimiento del mismo.
- Confirming. En este caso, las empresas contratan a una entidad financiera (por ejemplo, Finanzarel) para que le gestione el pago a los proveedores que podrán cobrar las facturas antes de que llegue la fecha de su vencimiento.
- Renting. Se trata de un contrato de arrendamiento sobre un bien mueble o inmueble en el que va incluido el mantenimiento, las revisiones, los impuestos y el seguro. Este recurso le permite a la empresa disponer del uso de un bien durante un tiempo determinado sin que aumente su deuda.
- Ampliaciones de capital. La empresa puede aumentar su capital social para disponer de más recursos o bien para reducir su propia deuda.
- Factoring. En este caso se ceden los derechos de cobro de las facturas a la entidad con la que se firma el acuerdo de financiación. La empresa puede así recibir por adelantado el dinero que ganaría por la realización de trabajos a un tercero. Existen dos tipos de factoring. Con recurso: la empresa asume el riesgo de mora. Sin recurso: este riesgo lo asumirá la entidad con la que compañía firmó el acuerdo.