El ratio de endeudamiento es un indicador que permite conocer la salud financiera de una empresa. Su cálculo es indispensable para la toma de decisiones, tanto a medio como a corto o largo plazo.
¿Cuánto depende mi empresa de los préstamos o de la financiación externa? ¿Qué viabilidad tienen mis proyectos empresariales? ¿Debo reestructurar la deuda? Son sólo algunas de las preguntas que tendrán respuesta si aprendes cómo y cada cuánto tiempo calcularlo.
Valores a tener en cuenta para calcular el ratio de endeudamiento
Patrimonio neto: es igual al valor neto de los fondos de la empresa. Activos – Deudas.
Pasivo fijo: o pasivo no corriente. Incluye las obligaciones financieras contraídas por la empresa y que debe liquidar a largo plazo.
Pasivo circulante o corriente: las obligaciones financieras que la empresa debe liquidar en un breve período de tiempo.
La fórmula del ratio de endeudamiento
Una vez conocidos los valores que debemos tener presentes para conocer el ratio de endeudamiento de nuestra empresa, debemos proceder a su cálculo con una fórmula sencilla:
Suma del pasivo fijo y el pasivo circulante dividida entre el patrimonio neto.
Para conocer el ratio de endeudamiento a largo plazo es preciso dividir el pasivo no corriente entre el patrimonio neto.
Si necesitamos conocer el ratio a corto plazo entonces dividimos el pasivo corriente entre el patrimocio neto.
¿Cómo se interpreta?
Existen tres escenarios posibles según los resultados de nuestro cálculo:
- Si el ratio es mayor de 0,60, nuestra empresa está muy endeudada. Los riesgos que asume son demasiado altos y su viabilidad futura no está asegurada. El acceso a nueva financiación puede ser muy complicado.
- Si el ratio está entre el 0,40 y el 0,60, significa que tu empresa no está aprovechando de forma adecuada sus recursos propios.
- Si es menor al 0,40, no hay riesgo de quiebra inmediato. Pero es preciso que la empresa optimice el uso de sus recursos para mejorar el rendimiento financiero.
Algo más que números
A la hora de analizar el resultado es preciso tener en cuenta algo más que los números. La coyuntura económica y el sector al que pertenezca la empresa también son importantes. Por ejemplo, las startups o las nuevas empresas tecnológicas suelen estar bastante endeudadas en sus primeros años de vida, pero esto no implica que no sean viables en un corto o medio espacio de tiempo. Por otro lado, si la situación económica global es mala, es posible que no consigamos la financiación que precisemos por el riesgo que supone para sus proveedores.
Las ventajas del endeudamiento
Puede sonar extraño, pero el endeudamiento también puede tener ciertas ventajas para la empresa. En primer lugar, debemos hablar de la personalización. La deuda externa que adquieras puede ser flexible y personalizarla en función de las necesidades en cada momento. Es por ejemplo el caso de las pólizas de crédito, sus condiciones se pueden cambiar.
Otra de las ventajas está relacionada con el control del negocio. El endeudamiento implica falta de liquidez pero no que hayas perdido el control de tu empresa. Esto último no sucedería si optas por una ampliación de capital para obtener financiación, ya que entonces estarías depositando parte de ese control en manos de otros socios o accionistas.
¿Qué se puede hacer cuando las cifras del ratio de endeudamiento no son favorables para nuestra empresa? Cuando esto sucede lo más probable es que las entidades financieras tradicionales digan no a la concesión de más crédito. Es entonces cuando debemos acudir a otras fuentes de financiación como el crowlending o los fondos privados. Sin olvidarse, por supuesto, de llevar a cabo otro tipo de fórmulas que impliquen aumentar los beneficios: vender acciones, reducir las necesidades de capital circulante o hacer una conversión de la deuda.