Nos encontramos en un momento económico en el que ciertos productos financieros que hace poco tiempo proporcionaban interesantes beneficios como los bonos, depósitos, etc, han dejado de hacerlo. La deuda subordinada puede ser una buena alternativa para aquellos que aspiran a altas rentabilidades pero ojo, no es para cualquier perfil inversor.
¿Qué es la deuda subordinada y para qué tipo de perfiles inversores es recomendada?
¿Qué es la deuda subordinada?
Empecemos por el principio. La deuda subordinada es un producto financiero cuyo nombre nos da muchas pistas acerca de sus características.
Se trata de una alternativa que utilizan las entidades de crédito para conseguir financiación y liquidez.
La deuda subordinada está formada por títulos de renta fija que ofrecen un rendimiento específico, esto quiere decir que en el momento de adquirirlos ya sabes de antemano el capital e intereses que te van a devolver por haber prestado una determinada cantidad a la entidad financiera que los emite.
Pueden tener fecha de vencimiento o ser indefinidas.
¿Cuáles son las características principales de la deuda subordinada?
Alto riesgo
Es un producto asociado a un alto riesgo ya que al ser deuda subordinada el cobro del capital e intereses pueden depender del nivel de beneficios que alcance el banco que la emitió.
Alta rentabilidad
En este caso se cumple a rajatabla una de las leyes económicas por excelencia que nos dice que a mayor riesgo mayor rentabilidad. El tipo de interés que ofrece la deuda subordinada supera con creces la de otros productos financieros. Esta es sin duda su principal ventaja.
Pérdida de capacidad de cobro
En caso de que la entidad emisora de deuda subordinada entrase en quiebra, los inversores no serían los primeros en cobrar sino que primero lo harán los acreedores ordinarios y después si queda algún remanente, entonces cobrarían ellos.
Producto híbrido
La deuda subordinada se asemeja en ciertas características al capital ordinario de las entidades de crédito y se contabiliza como recursos propios cuando en realidad no lo son, de ahí su carácter híbrido.
¿Qué tipos de deuda subordinada existen?
Hay tres clases de deuda subordinada:
Deuda subordinada redimible
Esta ocurre cuando el dinero que prestas a la entidad de crédito se te devolverá en una fecha concreta que ya conoces en el momento de la inversión.
Deuda subordinada no redimible
En este caso la deuda subordinada no tiene fecha de vencimiento por los que se considera perpetua.
Deuda subordinada convertible
Una vez cumplido el plazo pactado, el capital invertido en deuda subordinada se convierte en acciones de la entidad.
¿Es transmisible la deuda subordinada?
Es transmisible mediante su venta. Al igual que con otros productos financieros, la deuda subordinada se compra y vende en el mercado secundario de renta fija.
La primera vez que se emiten se hace en el primario para pasar las posteriores transmisiones al secundario.
El problema ocurre si los quieres vender cuando la entidad financiera entra en crisis. Para poder hacer esta transacción es necesario que haya un comprador y un vendedor. En los primeros está la clave, ¿cuántos compradores habrá disponibles para comprar unos títulos de alto riesgo y dudoso cobro en caso de quiebra? , probablemente pocos o ninguno.
¿Cómo tributa la deuda subordinada?
El régimen fiscal de esta deuda es el mismo que regula a otros activos financieros con rendimiento fijo. Reciben la calificación de rendimientos de capital mobiliario(a una alicuota del 18%) que se integran en la renta del ahorro.
Producto recomendado para profesionales o particulares informados
La deuda subordinada no está libre de polémica por su alto riesgo y su disminución en la capacidad de cobro. Es un producto que se recomienda a perfiles inversores profesionales o a particulares que nos les importe asumir este riego pero que estén debidamente informados de lo que están adquiriendo. No cabe duda de que se trata de un producto financiero complejo.
El caso de Caixabank
El pasado 2018, la entidad financiera CAIXABANK, colocó 1000 millones de deuda subordinada en el mercado. Según la propia entidad obtuvo una demanda superior a 2,3 millones de euros.
En este caso, la emisión de deuda tiene un plazo de 12 años con la posibilidad de cancelarla anticipadamente al séptimo.
Este es un claro ejemplo de que a pesar de ser un producto financiero de alto riesgo sigue operando en el mercado con éxito a día de hoy.
¿Conocías las características de la deuda subordinada? ¿Cómo consideras tu perfil inversor?