La banca tradicional y las empresas del entorno Fintech por fin se han dado la mano. Hoy en día ya nadie menciona la palabra guerra para referirse a los dos sectores. En cambio sí se escucha fintegration, término que se utiliza para hablar de las nuevas estrategias adoptadas por los bancos para acelerar su proceso de transformación digital.
Las empresas del entorno fintech llevan años ofertando a sus clientes productos y servicios adecuados a las necesidades del cliente. Se trata de ofrecer soluciones personalizadas y adaptadas a las nuevas formas de interacción digital. Las entidades tradicionales han aceptado esta realidad y actualmente una parte importante de sus inversiones se destina a la compra de tecnología o de talento perteneciente a startups financieras.
Un nuevo modelo de colaboración
Según el estudio El nivel de madurez digital del sector financiero en España, realizado por el Observatorio de Digitalización Financiera (iniciativa en la que participan Funcas y KPMG), «las empresas fintech han entrado en el mercado como competidores con un gran apetito por la innovación». Su éxito radica en la adopción de estructuras muy flexibles orientadas a las necesidades del cliente. Este hecho ha obligado a la banca tradicional a adaptar su modelo de negocio para ofrecer respuestas sin perder rentabilidad.
En España hay varios ejemplos. BBVA, Santander y Bankia han dado un paso hacia el futuro firmando alianzas con empresas del sector fintech o bien creando programas para el desarrollo y lanzamiento de startups con capacidad innovadora para ofertar nuevos productos financieros.
El cliente, principal beneficiario de la alianza entre banca y fintech
Hasta la llegada de las empresas fintech al mercado, la banca centraba sus esfuerzos en los productos y no tanto en el cliente. La situación ha dado un vuelco y las nuevas estrategias bancarias pasan por mejorar la experiencia del consumidor final. Según el informe del Observatorio de Digitalización Financiera los tres nuevos campos de batalla de las entidades tradicionales son:
1. Oferta digital
La demanda de productos que puedan ser contratados de forma online cada día es más abundante. Este hecho ha propiciado que la lista de productos digitales ofertados por la banca sea cada vez mayor.
Los usuarios pueden, entre otras cosas, abrir cuentas corrientes o contratar seguros sin necesidad de acudir a una sucursal. Para ello es necesario invertir en tecnologías que permitan sustituir la identificación tradicional por otras técnicas, como por ejemplo la autenticación mediante selfies.
2. Los canales digitales
La captación de nuevos clientes pasa necesariamente por la presencia de las entidades financieras en todos los canales digitales disponibles. «El cliente actual es omnicanal, es decir, puede comunicarse con los bancos a través de diferentes canales y dispositivos e incluso iniciar el contacto con la entidad en un canal y finalizar en otro. Por esta razón, es necesario evolucionar desde la multicanalidad hasta la omnicanalidad».
El objetivo es que el usuario pueda acceder a los servicios de forma sencilla y rápida, sin necesidad de desplazarse y en el momento del día que quiera.
3. Los productos personalizados
Parte del éxito de las empresas fintech ha venido por la creación de servicios adaptables a las necesidades del cliente. En este sentido, las nuevas tecnologías han jugado un papel esencial en el estudio pormenorizado de las características de cada consumidor.
La mayoría de las entidades bancarias españolas ya están invirtiendo en proyectos relacionados con Big data, Machine Learning o Knowledge Management Systems.
La ciberseguridad también es importante
Otro de los retos a los que se enfrenta el sector bancario es el de garantizar la seguridad de los servicios ofertados. Para ello se están utilizando tecnologías como el blockchain, una base de datos donde el almacenamiento y distribución de los mismos hace muy difícil que esta se pueda hackear.